miércoles, 26 de septiembre de 2012

¡Caracatrepa y yo!



¿Cómo termine siendo un clown? Bueno, Fidel, un amigo que hace teatro me contó una anécdota… cuando una vez le preguntaron cómo se metió a hacer teatro, él citó una frase: “Uno no busca el teatro, el teatro lo busca a uno mismo”. Creo que siempre me fascinaron las narices rojas… Se veía tan chévere ser un clown. Jugar con las cosas cotidianas de la vida, estar de colores, que no te moleste hacer algo que para otros es rochoso. ¡Vivir sin preocupaciones! (como hasta ahora).
Antes de meterme en el proceso de clown pregunté mucho aunque no a muchas personas, pero les preguntaba a cada rato. ¿Cómo se siente la nariz roja en la cara? ¿Qué debo decir? ¿De qué se trata realmente ser clown? Cosas que eran las FAQ’s de mi miedo a meterme o no, a mi primer taller. Creo que el miedo venia por un tema de que la nariz no te la pones así nomas. Cuando respondieron algunas de esas preguntas tomé el valor de experimentarlo yo mismo y dejar de lado el hacer tantas preguntas y conseguir yo mis propias respuestas… una de las cosas que me motivo aún mucho más fue el hecho de que sustentan que el clown te lleva a ser sincero contigo mismo y que no hay nada mejor que eso, además creo que siempre he querido ser sincero conmigo mismo, aunque no lo ponga en práctica muy seguido.
El momento del taller llegó en febrero del 2012. Fui con muchas expectativas y el taller lo dictaba Beatriz Castillo, una amiga mía que quiero un montón y la conocí en Carambola un domingo que fui a jugar pelota con los chicos. Carambola empezó con un proyecto del grupo de teatro MasDeNosotros haciendo trabajos de publicidad no convencional y animaciones de todo tipo de eventos. Yo llegué a Carambola gracias Luisa (Babuchas).
Dentro del taller lo primero que pasó fue que Betty no puedo aguantarse la risa al oír mi apellido. ¡Pop! Bueno, eso ya es un tema superado para mí, el colegio creo que me ayudo en eso. Lo siguiente es que Betty nos dijo que en nuestro taller la base sería el impulso y también conocer lo extremo para magnificar nuestras emociones. Así, que desde ahí empezó el dolor de muchas partes del cuerpo que no sabía podían dolerme al mismo tiempo. ¡Oh! Me hablaron de la poética del clown de acuerdo a Jesús Jara y me pareció muy lindo y tierno lo que leí.
Conforme pasaban los días dentro de nuestro taller iba descubriendo términos cada vez más técnicos y Betty nos los mencionaba como si fuéramos conocedores del tema.  Una vez habló del gag, luego de explicarlo tantas veces y de una manera sutil, vio la cara de algunos compañeros y termino diciendo: “Bueno chicos es como un tic” Supongo que hizo eso gracias a Tif una compañera de taller la cual no me agrada mucho, mucho antes del taller. Suerte la mia llevar un taller con ella. Betty la bautizó como recorcholis, y la chapa le caía muy a pelo. Le explicabas muy despacio las dinámicas y ejercicios que debíamos realizar y las cosas que NO debíamos realizar y eran estas las que ella hacía.
Betty, siempre nos decía que debíamos entrar a la convención de payasos. Así llamaba al círculo que hacíamos los chicos del grupo en el centro del salón y si alguien llegaba tarde debía ponerse a la par lo más rápido posible. ¿Cómo se entraba en la convención? ¿Mencioné extremo, no? Bueno, el clown tiene un trabajo corporal muy intenso así que nuestro taller era 100% sudor, temprano o no debíamos sudar la gota gorda, caminando y corriendo de una y mil formas, saltando por el espacio del salón, explorando nuestros movimientos abiertos, cerrados, altos, bajos, contrarios… estos me gustaban mucho.
A parte de los ejercicios para sufrir tuvimos unos para relajarlos al que Betty nos presentó como la botella borracha, y no se trata del juego de colegio… era un ejercicio en el que uno de nosotros iba a parar al medio de un circulo formado por los demás chicos del grupo… la persona del medio cerraba los ojos y dejaba su cuerpo muy relajado mientras los demás chicos lo balanceaban de un lado al otro. Otro ejercicio que me gustó y sirvió mucho hasta ahora fue la lengua negra con la que debo hablar sin hablar.
La finalidad del taller es que presentemos una muestra como cierre de talleres de verano. Olvidé mencionar que nuestro taller fue algo relámpago, solo un par de semanas y Betty nos advirtió que el taller es muy corto como para hacer nacer el clown de todos nosotros, pero la experiencia igual quedaría. Entonces, pidió que para la muestra empecemos a buscar nuestra vestimenta pero para estar todos uniforme que usemos un polo negro.
Un día Betty se aparece con unas bolitas rojas con unas pititas negras a los extremos, ¡Por fin nuestras narices! El precio S/ 3.00 para todos, a mi Betty me regaló la mía por ser buen alumno. Eso hizo que me dé mucho roche.
Llegó el jueves 09, era hora de hacer nacer nuestros clowns. Fue un ritual lo que hizo Betty ese día… ella preguntaba quien desea ser el primero y realmente desde que nos dijo que es lo que iba a suceder en esa clase yo quería ser el primero. Me invadía una mezcla de ansiedad, dicha, emoción y miraba dentro de mí y me preguntaba cuánto quiero esto y la respuesta estaba presente sin ser mencionada, se notaba en mi cara, en mis manos y en mi cuerpo las ganas que tenia de meterme al huevo que fue el ritual que nos hizo Betty. Yo fui el segundo, Betty me pidió que me relajara, que trabaje mi respiración y no piense las cosas solo que las base en el impulso. Me cubrió con una tela enorme de color naranja brillante y yo tenía los ojos cerrados, respiraba lento y profundamente y cuando iba a colocarme la máscara de payaso en la cara, me sentía nervioso y contento… sentía como unas pequeñas cosquillitas cerca de la boca lo que obligaba a que sonriera apretando mis labios para no reír demasiado… Betty pidió que me levantara a medida que ella iba quitando la tela que me cubría, las manos me temblaban un poco y sentía que mi clown estaba ahí, ya no me metía yo en este proceso… aun no lo podía creer y solo miraba el techo. Betty me pidió que la mirara y ella vio a mi clown, me sonrió amablemente y me presento con los chicos de una forma graciosa, luego de su sonrisa amable me llamo la atención pero sin quitar su sonrisa del rostro y me dijo que vaya a ver a los chicos uno a uno mientras me seguía llamando la atención y los chicos me correspondían con la mirada. ¡Oh! La mirada es lo máximo, como una vez me dijo Babuchas es el espejo de nuestra alma y en ese momento mi clown estaba caminando, yo me miraba los pies de clown, mis manos de clown y me sentía tan bien… Demasiado bien, que cuando terminé el ritual de la misma forma en que lo empecé. Solo atiné a abrazar a Betty y descubrir que soy un llorón de mier… coles, ¡Jajajaja!