¿Cómo termine siendo
un clown?
Bueno, Fidel, un amigo que hace teatro me contó una anécdota… cuando una vez le
preguntaron cómo se metió a hacer teatro, él citó una frase: “Uno no busca el
teatro, el teatro lo busca a uno mismo”. Creo que siempre me fascinaron las
narices rojas… Se veía tan chévere ser un clown. Jugar con las cosas cotidianas
de la vida, estar de colores, que no te moleste hacer algo que para otros es
rochoso. ¡Vivir sin preocupaciones! (como hasta ahora).
Antes de meterme
en el proceso de clown pregunté mucho aunque no a muchas personas, pero les
preguntaba a cada rato. ¿Cómo se siente la nariz roja en la cara? ¿Qué debo
decir? ¿De qué se trata realmente ser clown? Cosas que eran las FAQ’s de mi
miedo a meterme o no, a mi primer taller. Creo que el miedo venia por un tema
de que la nariz no te la pones así nomas. Cuando respondieron algunas de esas
preguntas tomé el valor de experimentarlo yo mismo y dejar de lado el hacer
tantas preguntas y conseguir yo mis propias respuestas… una de las cosas que me
motivo aún mucho más fue el hecho de que sustentan que el clown te lleva a ser
sincero contigo mismo y que no hay nada mejor que eso, además creo que siempre
he querido ser sincero conmigo mismo, aunque no lo ponga en práctica muy
seguido.
El momento del taller
llegó en febrero del 2012. Fui con muchas expectativas y el taller lo dictaba
Beatriz Castillo, una amiga mía que quiero un montón y la conocí en Carambola
un domingo que fui a jugar pelota con los chicos. Carambola empezó con un
proyecto del grupo de teatro MasDeNosotros haciendo trabajos de publicidad no
convencional y animaciones de todo tipo de eventos. Yo llegué a Carambola
gracias Luisa (Babuchas).
Dentro del taller
lo primero que pasó fue que Betty no puedo aguantarse la risa al oír mi
apellido. ¡Pop! Bueno, eso ya es un tema superado para mí, el colegio creo que
me ayudo en eso. Lo siguiente es que Betty nos dijo que en nuestro taller la
base sería el impulso y también conocer lo extremo para magnificar nuestras
emociones. Así, que desde ahí empezó el dolor de muchas partes del cuerpo que
no sabía podían dolerme al mismo tiempo. ¡Oh! Me hablaron de la poética del
clown de acuerdo a Jesús Jara y me pareció muy lindo y tierno lo que leí.
Conforme pasaban
los días dentro de nuestro taller iba descubriendo términos cada vez más
técnicos y Betty nos los mencionaba como si fuéramos conocedores del tema. Una vez habló del gag, luego de explicarlo tantas veces y de una manera sutil, vio la
cara de algunos compañeros y termino diciendo: “Bueno chicos es como un tic” Supongo que hizo eso gracias a Tif
una compañera de taller la cual no me agrada mucho, mucho antes del taller.
Suerte la mia llevar un taller con ella. Betty la bautizó como recorcholis, y la chapa le caía muy a
pelo. Le explicabas muy despacio las dinámicas y ejercicios que debíamos realizar
y las cosas que NO debíamos realizar y eran estas las que ella hacía.
Betty, siempre
nos decía que debíamos entrar a la convención de payasos. Así llamaba al círculo
que hacíamos los chicos del grupo en el centro del salón y si alguien llegaba
tarde debía ponerse a la par lo más rápido posible. ¿Cómo se entraba en la
convención? ¿Mencioné extremo, no? Bueno, el clown tiene un trabajo corporal
muy intenso así que nuestro taller era 100% sudor, temprano o no debíamos sudar
la gota gorda, caminando y corriendo de una y mil formas, saltando por el
espacio del salón, explorando nuestros movimientos abiertos, cerrados, altos,
bajos, contrarios… estos me gustaban mucho.
A parte de los
ejercicios para sufrir tuvimos unos para relajarlos al que Betty nos presentó
como la botella borracha, y no se
trata del juego de colegio… era un ejercicio en el que uno de nosotros iba a
parar al medio de un circulo formado por los demás chicos del grupo… la persona
del medio cerraba los ojos y dejaba su cuerpo muy relajado mientras los demás chicos
lo balanceaban de un lado al otro. Otro ejercicio que me gustó y sirvió mucho
hasta ahora fue la lengua negra con
la que debo hablar sin hablar.
La finalidad del
taller es que presentemos una muestra como cierre de talleres de verano. Olvidé
mencionar que nuestro taller fue algo relámpago, solo un par de semanas y Betty
nos advirtió que el taller es muy corto como para hacer nacer el clown de todos
nosotros, pero la experiencia igual quedaría. Entonces, pidió que para la
muestra empecemos a buscar nuestra vestimenta pero para estar todos uniforme
que usemos un polo negro.
Un día Betty se
aparece con unas bolitas rojas con unas pititas negras a los extremos, ¡Por fin
nuestras narices! El precio S/ 3.00 para todos, a mi Betty me regaló la mía por
ser buen alumno. Eso hizo que me dé mucho roche.
Llegó el jueves
09, era hora de hacer nacer nuestros clowns. Fue un ritual lo que hizo Betty
ese día… ella preguntaba quien desea ser el primero y realmente desde que nos
dijo que es lo que iba a suceder en esa clase yo quería ser el primero. Me invadía
una mezcla de ansiedad, dicha, emoción y miraba dentro de mí y me preguntaba
cuánto quiero esto y la respuesta estaba presente sin ser mencionada, se notaba
en mi cara, en mis manos y en mi cuerpo las ganas que tenia de meterme al huevo que fue el ritual que nos hizo
Betty. Yo fui el segundo, Betty me pidió que me relajara, que trabaje mi
respiración y no piense las cosas solo que las base en el impulso. Me cubrió con una tela enorme de color naranja brillante y
yo tenía los ojos cerrados, respiraba lento y profundamente y cuando iba a
colocarme la máscara de payaso en la cara, me sentía nervioso y contento… sentía
como unas pequeñas cosquillitas cerca de la boca lo que obligaba a que sonriera
apretando mis labios para no reír demasiado… Betty pidió que me levantara a
medida que ella iba quitando la tela que me cubría, las manos me temblaban un
poco y sentía que mi clown estaba ahí, ya no me metía yo en este proceso… aun
no lo podía creer y solo miraba el techo. Betty me pidió que la mirara y ella
vio a mi clown, me sonrió amablemente y me presento con los chicos de una forma
graciosa, luego de su sonrisa amable me llamo la atención pero sin quitar su
sonrisa del rostro y me dijo que vaya a ver a los chicos uno a uno mientras me seguía
llamando la atención y los chicos me correspondían con la mirada. ¡Oh! La
mirada es lo máximo, como una vez me dijo Babuchas es el espejo de nuestra alma
y en ese momento mi clown estaba caminando, yo me miraba los pies de clown, mis
manos de clown y me sentía tan bien… Demasiado bien, que cuando terminé el
ritual de la misma forma en que lo empecé. Solo atiné a abrazar a Betty y
descubrir que soy un llorón de mier… coles, ¡Jajajaja!